martes, 9 de octubre de 2012

Felicidad


Cierro los ojos, me concentro en el latido de mi corazón y enseguida en mi mente empiezan a formarse imágenes nítidas y llenas de luz, ahora veo con tanta claridad… , son las imágenes de mi felicidad.
Me encuentro dentro de la que sé que es mi casa, aunque nunca antes había estado en ella, las amplias estancias, desprovistas de muebles, se me antojan acogedoras. Las ventanas se encuentran abiertas dejando que la brisa que entra mueva a su antojo unas livianas cortinas. Los rayos del sol invaden las estancias, su luz se expande por todas ellas reflejándose en las blancas paredes. Avanzo un poco para acercarme a una gran ventana situada ante mí, al llegar a ella observo que la casa se halla en una pequeña colina, la vegetación exterior me indica de forma inequívoca que estoy en el mediterráneo. Puedo sentir el olor de los pinos, el aroma a tomillo y lavanda plantados en el jardín. En mi imaginación mis ojos vuelven a cerrarse, respiro profundamente dejando que me invadan las fragancias traídas por la brisa que me acaricia en la cara, es entonces cuando percibo algo familiar e inconfundible en ella. Abro los ojos de nuevo y al alargar la vista en dirección donde esta proviene observo el mar a poca distancia, el día radiante pinta sus aguas de un color azul intenso, me deleito contemplándolo durante un tiempo que se me antoja infinito, siento una placentera sensación de equilibrio y de paz interior, mi espíritu se expande mas allá de los confines de mi cuerpo.
Entonces noto tu presencia, me giro hacia el interior de la casa y te observo en el lindar de la puerta, tu mano apoyada en el marco. El contraluz me permite observar tu mirada y de su intensidad adivino que sientes lo mismo que yo, como un alma gemela has construido la misma imagen. Entonces avanzamos el uno hacia el otro y sin decir nada nos abrazamos, es un abrazo cálido y perfecto, como si nuestros brazos y nuestros cuerpos estuviesen diseñados y construidos sólo para este propósito. Al sentirse juntos nuestros seres se doblan y se multiplican, y nuestras almas gemelas se expanden hasta el infinito. En mi mente se escucha una conversación:


-Hola, eres un ángel???
Si.

-Entonces esto es el cielo??
Desde que has llegado. Bienvenida a mi felicidad.


Experimento una felicidad completa como nunca antes había sentido. Entonces abro los ojos, no me importa despertar de mi sueño de completa felicidad, porque me dispongo a conseguirla, es lo que más deseo, ahora ya sé cómo hacerlo.

A todos aquellos que sepan que necesitan para ser felices, por los dispuestos a conseguirla.