martes, 8 de enero de 2013

El Paraíso

Como contenerse ante el encanto de la vida? Como no desbordarse con su contacto? Podría haber pintado alguien un río de plata sobre el mar más bello que este que ahora contemplo? Observar como el mismo sol que reconforta mi cuerpo con su calor, haciendo mas placentero el momento, acaricia con sus rayos el encuentro con el mar. Los intensos y brillantes rayos reflejados que se escapan por la distancia que el invierno les impone en mil destellos plateados, dibujando un rio de plata sobre la superficie del mar.


Ninguno de los increíblemente bellos momentos que observo es igual al anterior, el mar en su movimiento nunca es el mismo, ni el sol, en su avance por el horizonte tampoco.

Nuestra condición humana nos permite situarnos ante ellos y captar con nuestros ojos su belleza, pero no retenerla. Tantas veces situamos nuestra vista fuera del paraíso…, que no nos damos cuenta que el paraíso está a nuestro alrededor, y la llave de sus puertas en nuestro interior.

El tiempo de este día avanza por el invierno entre el sol y el mar. Contemplo como los ríos de plata nacen en horizonte, donde el celeste brilla en fulgente de claros, donde convergen las miradas en el encuentro lejano de quienes hemos decidido admirarlo.

Este es el orden de las cosas, el que me ha tocado vivir, mi orden. Del que formo parte y por el que fluyo, porque la carga de mi destino se vuelve liviana sustentada por la libertad del amor incondicional que ahora siento.


Al viaje hacia nuestra alma.